Castillo de Vioque


La frontera natural entre las provincias de Córdoba y Ciudad Real es marcada en gran parte por el río Guadalmez. Justo en el extremo más septentrional de la provincia de Córdoba, esa frontera se pierde por unos kilómetros, quedando el río Guadalmez dentro de la provincia de Córdoba. En esa pequeña "isla" de territorio encontramos el misterioso Castillo de Vioque, situado a 8 km. de la localidad cordobesa de Santa Eufemia, la más septentrional de la provincia.

El Castillo de Vioque, conocido así por estar dentro de la finca de Vioque, es una fortaleza ibérica de quizá el siglo I o II d.C., y podría ser, según varios historiadores, el enclave túrdulo-romano de Sosintigi, situado en la vía romana del Azogue: el camino por el que se transportaría el cinabrio de las minas de Almadén hacia Córdoba.

Para llegar al enclave, la opción que elegimos fue la de tomar la N-502 dirección norte, y una vez dejado atrás Santa Eufemia, a unos tres kms, desviarnos a la derecha por una pista de tierra, que tras descender por ella -más o menos 2 kms- llegaremos a un puente por el que atravesamos el río Guadalmez. Una vez allí, bajamos el curso del río dirección norte, por un camino que discurre paralelo a su orilla derecha, admirando el bellísimo paisaje.

Andados unos 4 kms. por el camino, llegamos a unas charcas naturales producidas por el río, que comienza una pronunciada curva hacia la izquierda, que marca la frontera de la "isla" de la provincia de Córdoba; momento este en que el camino abandona el paralelismo con el río, y comienza una ascenso hacia un cerro coronado por un acebuche visible desde la lejanía, punto de referencia de nuestro castillo. Siguiendo el camino, en una zona más alta y menos agreste de vegetación, seguimos hacia la izquierda dirección al cerro, adivinando ya las formas de las ruinas del castillo.


Una vez allí, comprobamos las hechuras del castillo, pudiendo adivinar dos recintos de muralla, uno interior y otro exterior, construidas con sillares de piedra de la zona, junto con algunos restos de torres.

Impresiona, en la soledad y belleza del lugar, el encontrarnos en la ruina de un castillo de mil ochocientos años de antigüedad, y nos preguntamos qué acontecimentos sucederían aquí en su larga historia. Momento de reflexión acerca del tiempo, la vida...

Unas miradas hacia el valle del rio Guadalmez, bellísimo desde estas alturas, y hacia el castillo de Miramontes de Santa Eufemia, perfectamente divisable desde aquí, anuncian nuestra bajada y final de la búsqueda de este castillo, hoy ruina abandonada.

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